Cuando era niña soñaba con construir puentes y por eso estudié ingeniería. Y luego de 25 años trabajando en grandes corporaciones nacionales e internacionales como ingeniera industrial y 10 años acompañando personas desde el coaching ontológico, entendí que los puentes más poderosos que podemos construir son aquellos que nos unen como seres humanos, en relaciones sanas y armoniosas.

A lo largo de mi vida el entrenamiento mental tuvo un lugar preponderante, ya que aprender cosas nuevas constantemente, es importante para mí. Tampoco descuidé mi entrenamiento físico, consciente de los beneficios para mi salud. Pero luego de un período de búsqueda profesional, descubrí que aquello que me permite levantarme cada día y ponerme en acción para el logro de mis metas, es el entrenamiento emocional. Para el cual no hay muchos espacios disponibles, ni métodos.

Por eso decidí crear este emprendimiento llamado Ingeniería Emocional, para cumplir con mi propósito de ayudar a lograr relaciones personales y laborales que produzcan bienestar a nosotros mismos y en nuestro entorno, basadas en la colaboración y entendimiento mutuo. A través de programas y espacios de entrenamiento, para pasar de la reacción emocional a la respuesta emocional asertiva.